Aunque desde fuera pueda parecer otra cosa, su característico aire de taberna española se respira nada más entrar. Jamones colgando detrás de una barra decorada con azulejos, mesas de barril en la entrada, paredes pintadas de blanco con objetos decorativos rústicos y fotografías de clientes y amigos…
Todo contribuye a crear esa sensación de bar acogedor y de ambiente cálido y divertido en el que la comida también es un reflejo de esa esencia marcadamente andaluza. Destacan sus buenísimas frituras de pescado como las delicias de rape y los chopitos, aunque no hay que dejar de probar el atún rojo de almadraba, los mariscos, los embutidos ibéricos, las carnes y los postres caseros