Bonita, muy bonita les ha quedado al grupo Vinotium la Quintería del bombín de Sabina, un coqueto y acogedor local –piedra vista y madera– que como cuenta la placa que leemos en su fachada fue el el lugar donde vivió Joaquín Sabina cuando volvió de Londres en 1977.
Dividido en dos plantas; en la de la calle nos recibe la barra, con un espectacular expositor de pinchos y una pileta llena de quintos bien refrigerados con hielo, un comedor y otro más al fondo; mientras que en la planta de abajo tenemos a nuestra disposición una hermosa y amplia cava, ideal para celebrar un cumpleaños o una reunión con los amigos.
La quintería se propone, entre otras cosas, recuperar la antigua tradición de las rondas entre amigos y amigas, en las que cada miembro del grupo se va turnando para pedir los quintos, y claro está, con cada ronda podemos elegir nosotros mismos el pincho que más nos apetezca –y hay un montón para elegir–. Y si tenemos más hambre también podemos pedir alguna de sus ensaladas o raciones como las rabas de calamar, pulpo a la gallega, patatas bravas, croquetas, callos a la madrileña, huevos estrellados, tortillitas de camarones o gulas al ajillo, entre otras delicias. Volverás, seguro.