Si buscas un entorno superlativo en Toledo para una cena romántica, no busques más que nosotros te chivamos donde tienes que ir y ese sitio especial no es otro que La Hacienda del Cardenal. Un espectacular espacio que cuenta con una buena barra y varios comedores grandes en su interior, y un par de terrazas en el exterior que quitan el aliento. Y es que el edificio se construyó en el siglo XIV como la hacienda privada de un matrimonio cristiano y en el siglo XVIII fue la residencia de verano del cardenal Francisco Antonio de Lorenzano. Además su espacio está delimitado por la no menos histórica muralla del siglo XI.
Pero no solo de embriagadoras estampas históricas vive este bar-restaurante, porque su horno de leña–utilizan encina– lleva más de 50 años asando apetitosos cochinillos y corderos, delicias que se han convertido en la especialidad del local. Buena carta nos ofrece La Hacienda para un picoteo informal: croquetas cremosas de jamón ibérico, chipirones encebollados, brochetas de pollo al curry, gambones al ajillo, huevos rotos con jamón ibérico, cochifrito, tostas variadas, entre otros. Si preferimos algo más formal es casi obligado degustar un asado, pero antes hay interesantes platos: anchoas del Cantábrico con tapenade de aceite Kalamata, tempura de berenjenas con miel de caña, rabas de bogavante con salsa Rouille, manitas de cochinillo rebozadas o ravioli de salsa de trufa negra.