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Los imprescindibles de la Puerta del Sol en Navidad
La Puerta de Sol en Navidad, quizá te suene a: “En la Puerta del Sol, como el año que fue, Otra vez el champagne y las uvas y el alquitrán”. Mecano puso el himno para el kilómetro cero navideño, pero nosotros vamos a recorrerlo de caña en caña.
La Navidad está a la vuelta de la esquina y, seas de los que adora estas fiestas o no, lo cierto es que hay algo que nos une a todos: la excusa para celebrar está aquí. Ya sea con unas cañas entre amigos, con un banquete digno de estas fechas o con unas pre-uvas al estilo universitario, la llegada de las vacaciones (y el fin de clases y el descanso del curro) merecen que salgas de casa a darte un festín gastronómico y a pegarte unos bailes en los garitos de moda de la capital, también es la excusa perfecta para ver las luces y demás adornos navideños. Aunque hacerte hueco entre la muchedumbre puede ser todo un acto de valentía, creemos que merece la Puerta del Sol en Navidad merece el esfuerzo.
La Puerta del Sol, lugar en que damos la bienvenida al nuevo año, es el centro neurálgico de toda celebración navideña que se precie. Las calles del centro despliegan durante estas fechas todo su encanto, y las luces y árboles de Navidad llenan de color las noches capitalinas. Por eso, hemos decidido quedarnos por la zona y organizar un planazo: cañas + cena de Navidad + fiestón a un paso del Kilómetro 0 de Madrid. ¿Con ganas de todo lo bueno que está por llegar?
La Mucca del Carmen y La Negra Tomasa, en plena puerta del Sol
A estas alturas la lista de peticiones para escoger restaurante es más larga que tus más optimistas cartas a SSMM de Oriente. Así que, opta por lo más céntrico. A “tiro de campana” del cogollín navideño de Madrid está Lamucca del Carmen (Plaza del Carmen, 5), un restaurante BBB –bueno, bonito y barato- de libro. El lugar parece sacado de una foto de Pinterest (salas diáfanas de ambiente chic; suelo de azulejos de estilo ‘vintage’; guiños tropicales…). El ambiente está servido, ¿y de la comida que hay? Ni más ni menos que una carta sencilla de esas que gustan a todo el mundo: ricas pizzas (ojo a su pizza Black con masa de carbón activo); picoteo variado (atención a sus nachos ‘de la Teki’, solo aptos para paladares valientes); ensaladas para los ‘sanotes’ de la mesa y carnaza para los más carnívoros (chuletitas de cordero, hamburguesas varias…).
Muy cerca de la Puerta del Sol nos encontramos con La Boite (Tetuán, 27), una sala de conciertos (conocida como Boite Live) y discoteca con capacidad para 300 personas y una situación inmejorable. Aquí, a través de la decoración e iluminación, se busca recuperar el espíritu de los años 80. Cobran vida algunas de las mejores fiestas de electrónica y ambiente LGTBIQ+ de la ciudad, como Sassy o las míticas Versés y Ultrapop. La programación para esta Navidad de la sala es espectacular. ¡Lo mejor es que vayas a descubrir y nos cuentes!
Le hacía falta a esta simbólica y popular zona de la ciudad-estamos a pocos pasos de la Puerta de Sol- un lugar como Serafina Cocina. Y le hacía falta porque algunas veces el tráfago de turistas aturde al más preciado de los sentidos: el sentido común. Algo, además de una buena dosis de amabilidad y profesionalidad, de lo que andan sobrados en este bonito y amplio multiespacio gastronómico cuya decoración tiene el don de equilibrar la estética industrial y la sensibilidad y calidez vintage en su justa medida. El cuidado de los detalles y de la materia prima se deja notar nada más darle un bocado a las cremosas y sabrosísimas croquetas de jamón, todo una metáfora y un símbolo del cariño que ponen en su cocina a los platos que elaboran. Porque en Serafina Concina se puede desayunar, almorzar-bien por el menú nuestro de cada día-, tomar el café, cenar o darle la vuelta al reloj cuando la noche ha borrado la luz del cielo. Definitivamente hay que repetir.
Todo el mundo, sobre todo los habituales–pues a pesar de estar situado en una zona estratégica de visitantes foráneos–, lo conoce como la mejillonería. Esta genuina casa del mejillón se encuentra en el pintoresco pasaje Matheu. En sus paredes reza que se fundó en el año 1902, ahí es nada. Su dueño actual, Juan, pertenece a la tercera generación de la familia que se ha encargado de este local tan encantadoramente kitch donde los mejillones son los auténticos y verdaderos protagonistas. Para volverte loco te diremos que tienen desde los clásicos mejillones al natural con limón, con vinagreta, cabreados, con tomate, picantes (con la misma receta de hace 65 años). Además también son recomendables las patatas bravas y el pulpo.