Pietro Leonetti, estudiante de arte de Viterbo (Italia), recopiló y puso en práctica las recetas de su abuela. Después, las de las madres y abuelas de sus amigos. Mientras estudiaba en Barcelona decidió cumplir su sueño: Le Cucine Mandarosso abrió en 2008 con mucho esfuerzo, poco dinero y la ayuda de su familia.
Consolidado como uno de los mejores italianos de la Ciudad Condal, adquirió en Madrid el afamado Nina Pasta Bar y lo llamó Mandarosso. Lo eligió por la similitud entre su concepto gastronómico y el que Adriana Restano había asentado durante tantos años. De hecho, el Mandarosso mantiene un homenaje a la anterior propietaria: el crochette di Adriana.
Aquellas recetas tradicionales recolectadas durante años son ahora tentaciones en su carta: por ejemplo, la scracciatella con speck (corazón de burrata con lonchas de speck del Trentino Alto Adige) o la vitello rosa con crema tonnata (ternera cocida a baja temperatura con salsa de atún).
Entre los principales, ¿qué tal una pasta elaborada a mano, con pesto genovés, crescenza y berenjenas fritas? O también las tortelli ricota y espinacas con crema de parmigiano 24 meses o la lasagna classica con ragú de carne, ricota y mozzarella. Para terminar con algo dulce, una tarta de pastra frolla con ricotta de limón o naranja o el tradicional cannolo siciliano.
El Mandarosso es un viaje por los sabores de Italia sin salir de Madrid.