Se nota la mano del grupo Carmencita en el el legendario Bodegas Rivas que abrió sus puertas en 1923 y que hoy vive un presente radiante gracias a un profundo y pertinente lavado de cara realizado en 2016, porque, como todos bien sabemos, no solo de nostalgia vive el hombre.
Una renovación que no solo afectó a su estética, más limpia, ordenada y moderna, si no, y esto es lo importante, a su oferta gastronómica. Raciones, ensaladas, hamburguesas, bocatas, tostas en los que se conjuran sabores de caseros de toda la vida con aromas viajeros y cosmopolitas –prueba los callos a la madrileña con curry rojo– y que podemos disfrutar y compartir en su mítica barra o en alguna de las mesas. Huevos rotos, albóndigas caseras con patatitas, carrillera al vino tinto con papas, boquerones en vinagre, rabo de toro deshuesado con papas o el camembert al horno con nueces, miel y un toque de romero. Riquísima la tosta de salmón con aguacate y salsa de miel y mostaza o la de morcilla de buey con pimientos rojos y parmesano… Y los que quieren probar una buena hamburguesa–100% carne vacun o pollo– o aquí va una recomendación: la bautizada Rivas que lleva mayonesa de chipotle, queso cheddar, bacon y huevo. Y, por supuesto, aquí también puedes disfrutar de uno de los mejores brunch de la ciudad los sábados y los domingos, sello de identidad de la Carmencita. Pasa y disfruta de una taberna que combina de manera ejemplar pasado y presente.