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¿Bocatas de albóndigas viendo fútbol? Yo digo, sí. Plan tope americano, pero tope rentable porque Bolero Meatballs es una fantasía de sitio: pan brioche de calidad, una gran variedad de albóndigas y acompañantes y un local súper acogedor y agradable. Además, sus dueñas, Nina y May, son un amor. Así que, si eres de esos que prefieres ver el futbol con un plan de tranquis, ni lo dudes porque este es tu sitio y con una buena Mahou, incluso que mejor.
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Un bar de los de toda la vida, con una gran selección de tapas y unas raciones en cantidad. Una joyita para los que le gustan los clásicos. El local es súper acogedor y el servicio maravilloso. Eso sí, se llena rápido, así que no llegues media hora después de que empiece el partido porque a lo mejor te quedas sin silla (y sin cervecita, que es mucho peor y no queremos drama).
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Un clásico entre los clásicos. La Lata de Cascorro no falla para ningún plan, incluido ver a tu equipo favorito. Ubicado en una zona excepcional, justo en frente del rastro, une los barrios de Lavapiés y Latina (o sea amazing). Perfecto para el cerveceo, unas tapitas o incluso una cena o comida ya que cuentan con menús del día en formato buffet que son una fantasía. Si con esto no te convencemos para ir a ver tu partidito, es que tu corazón es una piedra.
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Los bares deportivos están bien, pero… ¿Un bar clásico? Eso es otro rollo, y más si es uno como la cervecería Madariz, en Salamanca, con 14 años de historia. Buenas raciones, tostas, una atención excelente y cervecitas, muuuchas cervecitas. Así que ya sabes, si eres de los de gritar los goles en un partido al estilo old school, ve pillando sitio porque este rinconcito te renta.
Mahou + bocata = combi completa futbolera. Chunda Chunda es otro de esos bares al estilo de los de siempre ubicado en el barrio de Ibiza, con unos bocadillos que te mueres y unas raciones maravillosas. Así que ya sabes, píllate tus bravitas y tu tercio que más te vale llegar antes de que se llene, que no te hace falta ir a bares de fútbol para disfrutar del partido.
