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Un clasicazo. Este mercadillo gastronómico japonés es sin duda una primerísima opción para ir a probar este platazo, no solo por su ubicación en pleno Tirso de Molina, sino porque cuenta con una variedad enorme de tipos de ramen y otro sinfín de platos y bebidas típicas. Si quieres una apuesta segura, tírale al ramen de pollo katsu (pechuga de pollo empanada y crujiente) porque ¡OMG, qué bueno que está! Y si ya lo acompañas de una buena Mahou, ya tienes el finde hecho.
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Estaba claro que uno de los restaurantes japoneses por excelencia de Madrid no podía faltar en esta lista, y es que, dentro de su variadísima carta, cuenta con un ramen tonkotsu que está que te mueres (ese de la espiral que sale en los dibujitos que veías de pequeño, por si no consigues ubicarte). ¿Lo mejor? Aprovechar la ventaja de que sea buffet para repetir todas las veces que quieras. Sumo. Y oye que, aunque sea sopita, la Mahou fresquita que no falte, que los contrastes tampoco sientan mal a veces.
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Ya os dijimos una vez que, en Madrid, cuando algo se pone de moda sabemos hacer nuestra propia versión 100 veces mejor. Y era obvio que La Pescadería iba a ser un ejemplo de ello, porque en su carta podemos encontrar su propuesta de ramen de cocido que te aseguro no te dejará indiferente. Lo mejor de esto es que, si vas con tu amigo el delicado, él se puede hinchar a unas buenas bravas sin que tú tengas que renunciar al ramensito que tanto te gusta. Todo ventajas, honey.
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Repetimos otra vez: Madrid es innovarse o morir. En Lamucca de Pez tienen eso superclaro, con una carta tan amplia como países tiene el mundo. Este precioso rincón malasañero cuenta también con su propia versión de ramen (que ya te aseguramos nada tiene que envidiarle al original). Además, el sitio es perfecto para cualquier plan que conlleve tomarse unas buenas cerves antes de lanzarse a las calles.
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