Sumándose al tren de una tendencia muy marcada en la noche madrileña, un clásico como ya era Carbones 13 reabrió sus puertas con una transformación de su interior que quiere recordar, a modo de collage, la decoración de un piso de los 70. Muebles vintage, motivos geométricos en los paramentos y colores llamativos crean un ambiente agradable en el que disfrutar de una refrescante cerveza.
Su amplio horario lo convierte de día en una tranquila cafetería donde charlar o leer el periódico paladeando una de sus tartas caseras o, si es la hora del aperitivo, cualquier bocado de su carta para picar: humus, guacamole, empanada..., un poquito de todo para elegir.