Nos gustan los bares, cervecerías o vinotecas de autor, lugares únicos en los que sus dueños te transmiten su pasión y su hospitalidad. Este es el caso de lo que fuera durante 31 años una pajarería–sí, de ahí el nombre– y que con su buena onda ha ayudado a recuperar un pasaje encantador de Ciudad Real: el Pasaje de San Isidro.
Inma Navarro Ortiz y Luis Caballero Klink son los responsables de este coqueto y acogedor local que rezuma gusto, del bueno, y personalidad, de la positiva, en cada rincón. Y es que la decoración tiene aquí su punto diferente y destacado al haber restaurado parte de su mobiliario la hermana de Inma y porque también parte de ese mobiliario ha sido cedido por los amigos de los propietarios. Y ese amor por la artesanía, por las pequeñas cosas se nota. El lugar es perfecto, ideal, para tomarse unas cañas y para saborear sus tapas frías que apuestan por el producto local. Hay encurtidos, ibéricos y maravillosas conservas seleccionadas de todo el país. Un lugar a descubrir y disfrutar.
