Consolidado como uno de los grandes de nuestra alta gastronomía, Chantarella vuelve al barrio de Chamartín con un proyecto llamado a popularizar la cocina de alta calidad. Hay quienes se quedan en la barra, y está claro que ahí no faltan argumentos: como prueba: empanadilla de huevo con pisto manchego, el socarrat de callos con langostinos o unos callos a la madrileña sin igual.
Pero no hay como sentarse para disfrutar de sus fogones. Mucho se habla de su atún vuelta y vuelta y de la carrillera glaseada con puré de orejones y aceite de vainilla; nosotros añadimos que sus arroces son de lo mejor: el negro con tallarines de calamar y ali-oli de lima, el marinero y de bogavante marcan la pauta. Excelentes también sus postres caseros.