Qué alegría encontrar bares como este, donde todo está cuidado hasta al mínimo detalle y se está tan a gusto. No es de extrañar, porque José Antonio, su dueño, cuando decidió montar el local en 2016, pensó en la taberna ideal a la que él acudiría cada día. El resultado es un éxito. Aquí te tratan y te sientes mejor que en casa. Además de tener una barra bonita, una zona apartada para los que busquen intimidad y una sala de reuniones (o cumpleaños) apartada y cálida al fondo tienen una carta de rechupete. Son especialistas en salmorejos, los sirven con cecina, con gambas, con berberechos y la incatalogable mazamorra….
No en vano esta taberna ha sido elegida miembro de la cofradía gastronómica del salmorejo cordobés por la Universidad de Córdoba. Y para continuar con el picoteo hay más cosas deliciosas: lomo de orza, migas manchegas, rabo de toro o la deliciosa ensaladilla rusa.