En Diego de León, lo mejor está en el entresuelo: baja las escaleras y siéntete como en casa. Entre las especialidades “del 34” tienen croquetas caseras, mejillones tigre, setas rebozadas con ali-oli, parrillada de verdudas, albóndigas caseras, cocido, jamón ibérico, pan tumaca, calamares a la andaluza, chipirones plancha, entrecot de Ávila, alitas de pollo y un sinfín de delicias más para un picoteo, hmmm, de altura. No dejes de acompañar tu comida con una buena cerveza: hay tres grifos en la barra sirviendo ininterrumpidamente clásica, sin y limón.
Inolvidable es también su decoración: con ese toque vintage, recuerda ligeramente a las discotecas de los años setenta. No por su condición de bar subterráneo te olvides de la parte de arriba; a nivel de calle cuenta con una terraza acondicionada que te permite estar en medio del cotarro.