Con ese sabor añejo, y al lado del no menos camp Hotel Mindanao, Gobolem sigue ahí, al pie del cañon. Tanto si vas a la cafetería como al restaurante, el negocio fundado por los hermanos Asenjo en 1972 te arregla el día: las gambas a la plancha o al ajillo, la torta de la Serena, la parrillada especial de la casa, los judiones de La Granja, el bonito a la riojana o los callos se cuentan entre las especialidades favoritas del público. Déjate sitio para un flan, un pudin o una tarta de la casa (manzana, Santiago, al whisky…), y disfruta de todo ello —si el tiempo acompaña— en su terraza, una de las más espléndidas de la zona.
Gran servicio y excelente materia prima en un establecimiento al que aplaudimos por su buen hacer. Está a tiro de piedra del Hospital Jiménez Díaz; no tiene pérdida.