Cuando pases por Talavera de la Reina no dejes de visitar este bar, que es único tanto por su decoración —que hace honor al nombre del establecimiento— como por su carta, fundamentalmente basada en platos populares y una cocina eficaz y popular, sabrosa y sin complicaciones. La clave de su oferta está en los menús diarios (ojo a los cocidos de los jueves), las tostas (las favoritas son las de solomillo, con foie y cebolla caramelizada, y la de salmón al roquefort) y las raciones (si todo el mundo pide la de oreja es por algo).
Si hay algo que hace único a este bar abierto hace década y media —aparte de la comida y las frescas cañas que tiran—, eso es la decoración. Unos grandes vinilos recubren varias de las paredes del lugar revelando el gusto del dueño por el arte: aparte de los frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel nos encontramos otros de Murillo y, ya de paso, una refrescante imagen de la Fontana di Trevi romana. ¡Genio y figura el de este bar! Ah, y ojo a su estupenda terraza.