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Los nuevos castizos ‘latineros’
El castizo se reinventa en sitios donde la solera ha sido sustituida por un espíritu de eterna juventud y donde lo vintage se entiende mejor desde la nostalgia y lo cool. Te recomendamos cuatro lugares muy punteros en el barrio de La Latina donde te sentirás un auténtico "gato" aunque vengas de Soria.
Hoy nos vamos a La Latina, el barrio que fuera el primer recinto urbano de Madrid allá por la Edad Media. Vamos, que solera no le falta. Un barrio de contrastes donde los haya, donde los vecinos de toda la vida conviven en sus calles con modernos, pijos y otros especímenes de la fauna madrileña. Nuestra Latina tiene de todo y para todos, pero si hay algo que encandila a todos por igual es su puntito castizo y cañí, que en los últimos años ha ido evolucionando al son de los tiempos y las tendencias. Te seleccionamos cuatro sitios muy molones donde lo castizo convive con lo más moderno y cool. ¡Arrancamos!
La Gildería es uno de los últimos locales que se han incorporado a la vida festiva del barrio y de la siempre divertida y colorida calle Calatrava. En poco tiempo, este bar especializado en productos muy nuestros y muy de aquí se ha convertido en el nuevo punto de encuentro de modernas y modernos de todo Madriz. Y es que Yajaira y Cristina, las dos jóvenes emprendedoras detrás del proyecto, han conseguido sacar brillo a un local (que ya de por sí contaba con un enorme potencial) con un lavado de cara, que ha conseguido mantener la esencia castiza del barrio y la calle. ¿Su especialidad? Las gildas: las tienes de todos tipos y tamaños. Nuestra favorita es la de boquerón con aceituna, pero también la gilda matrimonio (con boquerón y anchoa) nos vuelve bastante loquers. Y con una Mahou fresquita sientan que te mueres.
Un clásico del barrio. Un taberna mítica del Rastro. Un acierto siempre. Los Tiernos nos encantan por su ambientazo, además de por su carta que es de… ¡ñam! Su nombre está inspirado en el que fue el alcalde más querido de Madrid, Tierno Galván y, avatares de la vida, este es también uno de los locales con más fieles en toda la zona del Rastro. Su rollito vintage también nos fascina y, claro, en su carta, esto también está patente: recetas tradiciones y platos de siempre, sin florituras pero elaborados con mimo. Sus raciones que más triunfan son las bravas, los buñuelos de bacalao, las croquetas o el pincho de tortilla, que muchos califican como el mejor del barrio (pruébalo y ya nos dirás qué te parece). Como ellos mismos predican, Los Tiernos es un bar para que todos los madrileños adoptados se sientan auténticos gatos.
La Taberna Errante es un sitio del que siempre se sale contento. Y es que sus encantadoras propietarias saben bien qué nos gusta y cómo nos gusta. Por eso, es posible que, si vas en fin de semana, necesites reservar mesa. Con un ambiente desenfadado, es uno de los puntos de peregrinaje de grupos de colegas con mucho rollo, sobre todo los fines de semana a la hora del vermú, cuando la cosa aquí está en su máximo apogeo.
Especializada en la mejor cocina casera de mercado, esta pequeña taberna de nuestro tiempo ofrece raciones de huevos rotos, croquetas, pulpo, revuelto de morcilla con piñones o albóndigas, entre otras exquisiteces, siempre con un punto diferencial. Y toma nota: no se te ocurra irte de la Errante sin probar su ensaladilla. Eso sí, no te molestes en preguntar por la receta, porque es uno de los grandes secretos del barrio… Ahí lo dejamos.
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Taberna La Concha es una acogedora y pequeña taberna con sabor mediterráneo y uno de los locales a tener en cuenta si queremos una caña bien tirada y un tapeo rico, rico. Situada en la famosa calle Cava Baja, su especialidad son las tostas. ¿Que cuál te recomendamos? La de solomillo a los tres quesos y la de anchoas con pesto. Aunque las tienen para todos gustos y colores. Entre sus raciones, destaca su salmorejo, los pimientos de piquillo rellenos de queso tetilla o los chipirones en su tinta. ¿Un plus? Los platos de su carta pueden ser pedidos en su versión sin gluten y cuentan, también, con varias opciones vegetarianas, lo que seguro agradecerá más de uno. Lo dicho, una taberna como las de antaño, pero pensada para los tiempos (y paladares) modernos.