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Los secretos de las tabernas de Madrid
Son muchas las tabernas repartidas por el territorio de la Villa y Corte de Madrid. Y lo curioso es que, además de refrescar la sed de sus moradores, cuentan con notables curiosidades que las hacen únicas. En esta anecdótica ruta os proponemos pasear por varias de estas centenarias instituciones para conocer un poquito más de sus entretenidas historias.
Taberna La Cruzada: una copa real
En Madrid hay tabernas más actuales, otras más vetustas, las hay grandes y pequeñas, pero sólo una puede decir bien alto que es la más antigua de todas. Este reconocimiento recae sobre la simpática taberna La Cruzada (Amnistía 8). Fundada en el lejanísimo 1827 -originalmente abrió en la calle de la Cruzada-, y la podemos encontrar en mitad del tranquilo Barrio de Santiago, que es el que se encuentra a espaldas del Teatro Real.
De su espectacular barra de madera fueron habituales nombres de literatos como Pío Baroja o Pérez Galdós, aunque su cliente más afamado fue el monarca Alfonso XII, quien hizo de este bonito establecimiento uno de sus predilectos. Tan habitual era verle por aquí, que todavía conservan en una urna la copa de cristal que el rey utilizaba en exclusiva cada vez que se dejaba caer por la taberna. Una recomendación: si pasáis por ella, probar su mini cocido servido en la barra y en formato tapa, por supuesto acompañado por una caña bien tirada.
Antonio Sánchez: una taberna con leyenda
Detrás de su clásica fachada marrón de madera, en la taberna de Antonio Sánchez (Mesón de Paredes 13) se almacenan un sinfín de recuerdos y diálogos. Y es que, sin duda, es uno de los templos tabernarios de Madrid que se mantiene con su aspecto original prácticamente inalterado desde que echara a andar en el primer tercio del siglo XIX. Buen ejemplo de ello son su barra de zinc, su máquina registradora con cerca de un siglo y medio de vida o las dos grandes cabezas de morlacos que cuelgan de sus paredes, recuerdo de aquellos primeros años como taberna vinculada al mundo taurino.
Aunque si por algo es conocida la taberna es por la leyenda de su delicioso vino conocido como el de ‘la cuba del francés’. Según la misma, en el contexto de la Guerra de la Independencia, un soldado francés fue vapuleado y muerto por los vecinos del barrio, quienes optaron por esconder su cadáver en una de las tinajas de la taberna, la número 6. Curiosamente, el vino que posteriormente se extraía de esta tinaja tenía un sabor especial y muy rico; se hizo tan conocido que la gente acudía y lo solicitaba de manera explícita como el vino de la cuba del francés. Hoy no queda rastro de aquel vino, pero sí de buenísima cerveza, para tomar acompañando algunas de sus propuestas estrella, como la olla gitana, el morcillo, la pringá o el montado de boquerones, algunas de sus especialidades. Y para golosos, sus alabadas torrijas, que eran la perdición de Alfonso XIII, por cierto.