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Además de un servicio eficiente, próximo y atento en este colorido, desenfadado y coqueto local–atención al reservado de la parte baja– podemos disfrutar de una cocina dinámica, divertida y sabrosa en dos modalidades: tapa y supertapa, a saber ración individual o para compartir. Triunfan la burrata inyectada con pesto, bombones de cherry y rúcula, la patita de pulpo ahumada con cremoso de patata y pimentón de la vera o el tataki de atún envuelto en sésamo con salsa teriyaki o la paella. El repertorio es amplio y de calidad: chips de berenjenas, patatas bravas, ensaladilla rusa, croquetas de jamón ibérico, ceviche tropical del pescado del día con mango y maíz crujiente, calamares fritos….Y de postre hay que probar su inigualable tarta de queso líquida hecha al revés. Todos los platos tienen elaboración y evitan, con su creatividad, caer en lugares comunes.
No es de extrañar el éxito de crítica y publico que goza Fismuler. El proyecto del grupo La Ancha con el incansable y creativo Nino Redruello a la cabeza ha dado en el clavo con un local amplio, bonito, de inspiración industrial y nórdica en el que podemos disfrutar de una cocina que fusiona de manera imaginativa tradición y vanguardia. Eso sí, mimando la materia prima y elaborando platos pensados para compartir de manera dinámica y divertida, que para eso estamos en territorio Redruello–recordemos La Gabinoteca o La Ancha, entre otros–.
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En Bistronómika manda el pescado, especialmente a la brasa. Y después del pescado, quien decide es la temporada, por eso ellos mismos dicen que tienen una ‘No carta’, y donde encontrarás un buen número de nombres poco conocidos en la capital: escorpa, borriquete, pargo, xargo negro, coruxo, maragota, chicharro, rubio o bolos, aunque sin olvidarse del atún rojo, el carabinero, la ostra o los boquerones pero para cerrar manda la tarta de queso azul con helado de fresas silvestres. Si, queso azul.
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Pero si lo que estás buscando es una tarta de queso original y de sabor único, en Josefita nos teletransportan hasta los verdes pastos de Asturias con su cheesecake de A fuega’l pitu rojo, uno de los quesos asturianos más reconocidos y que cada semana reciben de un proveedor local: La Quesería de Gijón. Además es de esas cremositas que se mueven solas. Vas a acabar fartucu después de comerla.
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Terminamos esta ruta con una clásica cheesecake al horno. Pero una cualquiera, sino una de esas super cremosas que se derriten en el plato. La receta es del Bar Barroja (buenos en cocina, mejores en juegos de palabras). Un local ubicado en la mítica calle Hernani, toda una región gastronómica por la profusión de restaurantes y bares interesantes que allí encontramos.
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